Sector cárnico, Situación actual y futura frente a las nuevas exigencias del mercado mundial

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La industria cárnica representa un punto clave en la industria alimentaria española, basada principalmente en el porcino que llega a alcanzar hasta el 61.5% de las 5.593.283 toneladas producidas anualmente. Pero en 2013, esta producción rompió la tendencia de crecimiento que llevaba desde el año 2009, un 0,7% menos que en 2012, lo que parece mantenerse durante el año actual.

Esto ha venido derivado de ciertos problemas surgidos recientemente que han afectado a las barreras de la exportación y acuerdos comerciales como los originados por brotes de ciertas patologías, la Diarrea Epidemiológica Porcina (PED) en Estados Unidos, o el cierre del mercado ruso. En los primeros ocho meses del año, las exportaciones de porcino de la UE han caído en un 9,2% y han presentado un déficit de 522.500 toneladas.


Por este motivo, el mercado tiene que ser reorientado y dirigido a cubrir las nuevas exigencias y demandas del sector y del consumidor, adaptándose a las pautas impuestas por el mercado mundial. El futuro se centra en la incorporación de nuevas técnicas de elaboración, mejora de la seguridad alimentaria y gestión empresarial, obteniendo nuevos productos que requieren cada vez mayor tecnificación y que tienen que cumplir con unas exigencias mayores relativas al bienestar animal y al cambio climático y las emisiones.

Entre los principales requerimientos que afronta el sector están la tendencia cada vez más acusada de disminuir los antibióticos en la producción porcina, incluso llegando a eliminar su uso totalmente en dichos animales sin que afecte al bienestar del animal y a la calidad del producto sin un coste mayor, así como la entrada en vigor del cese de castración en los cerdos que tiende a buscar alternativas que mejoren la infiltración grasa y el rendimiento productivo y sanitario del animal.

Por otro lado, la cadena sectorial de la producción de carne fresca y elaborados cárnicos también sufre las exigencias de la distribución comercial que es quien tiene el contacto directo con los consumidores. En este sentido, la innovación se tiene que centrar principalmente en la búsqueda de nuevas tecnologías en el ámbito del procesado alimentario, como en el desarrollo de bolsas para el salado/ahumado de los alimentos, pero también en la conservación y determinación de este estado de carne fresca cada vez más demandado por el consumidor, a través del desarrollo de nuevos protocolos de modelización  o de nuevos envases y sistemas de conservación que garanticen un alargamiento de la vida útil.

En definitiva, el futuro del sector recae en el desarrollo de proyectos de innovación que puedan afrontar estas necesidades y permitir la entrada a nuevos mercados en los que poder ser competitivos. Para ello, se hace necesaria una buena gestión de I+D+i que se apoye en las oportunidades de financiación que ofrecen ciertos Organismos para el desarrollo de proyectos individuales y de colaboración, entre los que se encuentran las líneas que ofrece el CDTI a nivel nacional y los programas Horizon2020 y Eureka a nivel europeo e internacional.

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